Patakis de Elegua
El Patakis de Elegua, Obbi (el coco) era puro, muy humilde y simple, por eso Olofin hizo blanca su corazón y sus entrañas y lo colocó en lo alto de una palmera. Elegua que es el mensajero de los dioses, se encontraba al servicio de Obbí y muy pronto se dio cuenta de que estaba cambiando.
Un día Obbí decidió celebrar una gran fiesta y mandó a invitar a todos sus amigos.
Eleguá que los conocía muy bien a todos, sabía que muchos de ellos eran las personas más importantes del mundo, pero los pobres, los enfermos y los deformados, eran también sus amigos y decidió darle una lección invitando a la fiesta no solamente a los ricos.
La noche de la fiesta llegó y Obbi, orgulloso y activo, se vistió para recibir a sus invitados. Sorprendido y disgustado vio llegar a su fiesta a todos los pobres y enfermos e Indignado les preguntó:
-¿Quién los a invitado?
–Eleguá nos invitó en tu nombre le contestaron todos.
-Obbi los insultó por haberse atrevido a venir a su casa vestidos con harapos.
–Salgan de aquí inmediatamente les gritó.
-Todos salieron muertos de vergüenza y Elegua se marcho con ellos.
-Un día, Olofin mandó a Elegua con un recado para Obbi, patakis de elegua.
–Me niego a servir a Obbi, dijo Elegua. Ha cambiado mucho, ya no es amigo de todos los hombres.
Está lleno de arrogancia y no quiere saber nada de los que sufren en la Tierra.
-Olofin, para comprobar si esto era cierto, se vistió de mendigo y fue a casa de Obbi.
–Necesito comida y refugio le pidió fingiendo su voz.
–¿Cómo te atreves a aparecerte en mi presencia tan harapiento? le increpó el dueño.
Olofin sin disimular su voz exclamó:
–Obbi, Obbi.
Sorprendido y avergonzado, Obbi se arrodilló ante Olofin.
–Por favor, perdonare señor.
Olofin le contestó:
–Tú eras justo y por eso fue que yo hice tu corazón blanco y te di un cuerpo digno de tu corazón. Ahora estás lleno de arrogancia y orgullo.
Para castigar tu soberbia te quedarás con las entrañas blancas, pero caerás y rodarás por la tierra hasta ensuciarte. Además tendrás que servir a los Orishas y a todos los hombres.
Así fue como el coco se convirtió en el más popular de los oráculos.
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